Desde hace años, está bastante extendido en las estaciones de esquí el uso de cañones de nieve, lo que les permite mantener abiertas algunas de sus pistas aunque las precipitaciones sean escasas o nulas.
Este pasado lunes llamó mi atención una noticia que leí en ABC, en la que también se hablaba de cañones de nieve, pero en este caso con unos fines bastante diferentes y con una más que dudosa efectividad. El titular del periódico afirmaba que el Canal de Isabel II estudia bombardear las nubes de la Sierra de Guadarrama con yoduro de plata para generar nevadas. No es la primera vez que se publica una noticia que hace referencia a la modificación artificial del tiempo, ni será la última. En los últimos JJOO de Pekín, el bombardeo de las nubes para “romper” las tormentas fue un tema muy comentado en los medios. No en vano, los chinos son con diferencia los que más esfuerzo y dinero están invirtiendo en desarrollar técnicas y dispositivos capaces de provocar o evitar la lluvia; una cuestión ésta sobre la que la ciencia meteorológica no ha llegado aún a unos resultados plenamente satisfactorios. La posibilidad de llevar la lluvia a una zona en detrimento de otra, plantea de cara al futuro no pocas dudas y más que posibles conflictos inter e intranacionales. Las masas de aire no piden permiso para pasar de un país a otro o de un territorio más pequeño –como una comarca, provincia o región– a otro.
¿Pedirán permiso los gobernantes de la Comunidad Autónoma de Madrid a los de la Junta de Castilla y León y de otras limítrofes, en el caso de que se lleven a la práctica este tipo de bombardeos?Transcribo a continuación la noticia publicada en el ABC:
“Suena a ciencia ficción, pero es real. Tan real que la intención es poner en marcha el proyecto en el plazo de un año. El Canal de Isabel II tiene un plan para provocar nevadas bombardeando las nubes con yoduro de plata. El estudio, realizado, entre otras, por la Universidad Complutense y la de León, persigue como objetivo encontrar una solución cuando la sequía azote los campos de la región y deje los pantanos en niveles preocupantes.
Se trata éste de un viejo sueño del Gobierno de Esperanza Aguirre, que empezó a cristalizar en un viaje que la Presidenta realizó a Israel en junio de 2006. Allí le explicaron una técnica que utilizaban para provocar la lluvia. Un avión cargado con depósitos de yoduro de plata asciende a una altura de entre 1.300 y 1.500 metros. Llegados a este punto, descarga su contenido en las nubes, que tendrán que ser de tipo estratiforme o cumuliforme. Si las condiciones son favorables, se condensan las microgotas de agua en suspensión y surge la lluvia.
El informe que está en poder del Canal de Isabel II es similar, aunque presenta importantes diferencias. En este caso, el proceso de «bombardeo» se produciría desde el suelo y no desde el cielo con un avión. Los objetivos serían aquellas nubes que se encuentran justo encima de las montañas de la sierra madrileña. Unos cohetes se dispararían desde la cima de estas cumbres en dirección a ellas.
Una vez en contacto, se desprendería el yoduro de plata -sal con yodo y plata-, que provocaría una reacción química que liberaría hidrógeno. Éste, a su vez, al combinarse con el oxígeno de la atmósfera, produciría nieve, siempre que la temperatura esté bajo cero. Además, el efecto es inmediato: una hora después de bombardear la nube comienza a nevar.
Desde el Canal de Isabel II se advierte que el proyecto todavía está en fase de estudio y que puede sufrir alguna modificación. Lo que sí parece asegurado es que en lugar de lluvia se apostará por crear nieve. ¿Por qué? Por dos motivos: primero porque la nieve contiene mayor cantidad de líquido que la lluvia y, segundo, porque puede alojarse en la cima de la montaña, lo que convertiría a la sierra madrileña en un gran almacén de urgencia en caso de necesitarlo.
Estudios de investigación
El proyecto es pionero en el viejo continente. Por eso mismo, la compañía que preside el vicepresidente regional, Ignacio González, se ha planteado la búsqueda de ayudas que la Unión Europea dedica a este tipo de investigaciones.
Esta técnica no tendrá ningún tipo de impacto medioambiental negativo. El yoduro de plata es totalmente inocuo. Además, el agua del Canal está tratada en diferentes fases, por lo que su potabilidad está garantizada.
Se trataría de «echar una mano» a las nubes que se sitúan justo encima de las montañas de la sierra madrileña. Para conseguir el objetivo son necesarias dos cosas: que haya un cien por cien de humedad relativa -que las nubes estén cargadas-, y que existan núcleos de condensación, ya que la humedad necesita algo a lo que adosarse para formar los copos.
Cuando la intención era crear lluvia, se había elegido el embalse del Atazar, en la sierra norte, como el lugar elegido para su almacenaje. Su capacidad es de 450 hectómetros cúbicos, lo que representa la mitad de todas las reservas posibles de la región. Con la nieve será distinto.
El Canal ya no necesitará embalses, ya que para almacenar los copos servirán las montañas de la sierra, que sería donde se alojaría esta nieve «artificial» y que, poco a poco, iría derritiéndose por las cuencas ya establecidas. Aunque este año los niveles de los embalses han superado con creces los de años anteriores, esta técnica podría aliviar los problemas de sequía que han azotado a la región en los últimos años.”
FUENTE: ABC (www.abc.es)