Curiosidades meteorológicas (FEB-2010)

El pasado 4 de enero inicié en esta bitácora una serie de entradas que todos los meses nos permitirán acercarnos a la Meteorología a través de datos e informaciones curiosas que tanto abundan en esta ciencia maravillosa. Por lo demás, el tiempo vuelve a complicarse por Canarias y el sur de la Península Ibérica, trasladándose en las próximas horas las fuertes lluvias al área mediterránea. Definitivamente, estamos viviendo un invierno excepcional en lo que a precipitaciones se refiere por toda la mitad sur peninsular; algo que no ocurría desde hace bastante tiempo.

Nada mejor para capear el temporal que relajarnos con la cara más amable de la Meteorología, como son las numerosas curiosidades que existen en torno a ella. Aquí van las 5 que he seleccionado este mes de la Agenda El tiempo 2010 de AEMET:

1) En la antigua China, el arco iris era el signo de unión entre el ying y el yang, siendo representado ocasionalmente como una serpiente de dos cabezas que simbolizaba la lascivia extraconyugal. Estaba mal visto señalarlo con el dedo.

arco-iris

2) Durante el histórico mes de febrero de 1956, el intenso y persistente frío mató la mayor parte de los olivos del Ampurdán. Los lugareños tuvieron que abandonar el campo (las aceitunas y el aceite) y probar suerte con el turismo, iniciándose el boom urbanístico de la Costa Brava.

3) El origen del gallo como motivo ornamental de las veletas se remonta al siglo IX. Concretamente, fue el Papa Nicolás I el que ordenó su colocación en los campanarios de las iglesias para simbolizar la triple negación del apóstol San Pedro a Jesús antes del canto de la citada ave.

4) La polución atmosférica de las grandes ciudades y zonas industriales favorece la formación de una niebla contaminante que los anglosajones llaman smog. Esta palabra surge de la fusión de smoke (humo) y fog (niebla).

los-angeles-smog

5) La primera referencia científica que habla de la corriente de “El Niño” data de 1891, y es un estudio publicado por la Sociedad Geográfica de Lima. Existen, no obstante, evidencias de que dicho fenómeno natural existe desde hace cientos, incluso miles, de años.

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