Dato engañoso

Escribo esta nueva entrada al blog. desde Asturias, por donde siguen discurriendo mis vacaciones de verano. Ayer, ojeando “La Nueva España”, me llamó la atención una noticia a doble página donde se informaba del alta médica que acababa recibir una de las 3 personas que fueron alcanzados por un rayo el pasado sábado 15 de agosto.

Ese día, la actividad tormentosa fue importante en distintos lugares del Principado, desencadenándose algunas tormentas especialmente virulentas en la zona central de Asturias. El suceso ocurrió durante la tradicional romería de la Virgen del Alba de Quirós, en el concejo de Quirós.

En palabras de Ovidio González –la primera persona que recibió el alta médica: “Vi una luz amarilla que vino enfrente de mí y oí luego un ‘bum’. Me levantó tres metros y bajé a rastras otros tres o cuatro”. El afortunado Ovidio reconocía a la salida del hospital que había vuelto a nacer.

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En la información que acompañaba la crónica leí un dato que es el que me ha animado a escribir estas líneas. Según el periódico: “Hay una posibilidad entre tres millones de ser alcanzado por un rayo en caso de tormenta”. A continuación se apuntillaba que “al menos esa es la probabilidad que manejan algunos científicos”, siendo “bastante remoto que a alguien le parta un rayo (sobreviven un noventa por ciento de los alcanzados), pero no imposible.”

El dato de “una posibilidad entre tres millones” no lo conocía, pero una vez leído tengo serias dudas sobre su veracidad. Al menos de la forma en que aparece en la noticia, se entiende que si viviéramos lo suficiente como para asistir en directo a 3.000.000 de tormentas, sólo en una de ellas recibiríamos el impacto de un rayo, cosa a todas luces imposible. La probabilidad de ser impactado por un rayo en campo abierto bajo una tormenta es mucho mayor, de lo que dan fe las estadísticas del número de personas alcanzadas por ellos. Somos muchos millones de personas, sí, pero la cifra se reduce enormemente si pensamos en los que –a veces de forma temeraria– se exponen a ser alcanzados por los rayos. Entre esta minoría de personas, la probabilidad de impacto es muchísimo mayor, restando validez al dato ofrecido por el periódico.

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