Todos lo hacemos en mayor o menor medida. Los hay que recurren a menudo a los refranes meteorológicos, otros viven –vivimos– pendientes del cielo, y los hay que echan mano de una serie de localismos de uso común en el lugar donde viven. En un país como España, con una diversidad tan grande de gentes, de paisajes, de climas… nos encontramos con un extenso glosario de términos alusivos al tiempo atmosférico, lo que forma parte de nuestro acervo cultural y hay que proteger para evitar que caiga en el olvido y se pierda.
Por suerte, en los pueblos que salpican los distintos rincones de la geografía española, esa terminología todavía es de uso común, lo que pude comprobar este pasado fin de semana en Mora (Toledo), desde donde estuvimos haciendo el programa de radio en el que colaboro (“No es un día cualquiera”). Gracias al interés de unos cuantos vecinos de Mora, interesados en rescatar y dar a conocer el rico patrimonio histórico-cultural de este pueblo castellano-manchego de larga tradición aceitera, se ha podido confeccionar un interesante “Diccionario moracho”, del que existe ya la 2ª edición y está en preparación la tercera.
En dicho diccionario se incluyen, como no podía ser de otra manera, una serie de términos que se emplean en Mora al hablar del tiempo. Algunos son variantes de otros utilizados en otros lugares de España y otros son autóctonos, o al menos no tengo noticia de que se empleen en otros lugares, como poleo, con el que los morachos identifican a un viento muy frío; si bien también emplean el término viruje(variante de biruji). El tradicional orvallo, chirimiri o calabobos, en Mora es un calabobitos, mientras que si el día es tan lluvioso que no se puede trabajar en el campo, se referirán a él como samborce.
Los primeros signos en el cielo de un cambio de tiempo, como el que hemos experimentado en el arranque de esta semana en buena parte de España, son identificados por los habitantes de Mora como moveción (“Habrá moveción” tomaría el mismo significado que “va a cambiar el tiempo”). Si lo que tenemos es mucho frío, estaremos arrecíos (“Estar arrecío”), mientras que la dificultad de respiración producida por el viento sería expresado en Mora como embazarse.
Por concluir este pequeño recorrido meteoro-lingüistico moracho, el agua de charco sería la zarpinay la presencia de varios charcos un chapitel (lo que en algunos lugares de España se identifica con un carámbano). Si lo que acontece es un golpe de viento que levanta mucho polvo tendríamos un tolbón ó torbón, mientras que lunao sería equivalente a nublado.