Si algo caracteriza al mes de febrero, son los bruscos cambios de tiempo que suelen acontecer en él. Tan pronto se instala el frío polar y la nieve cubre los campos de blanco, como que nos cruza una profunda borrasca, dejando a su paso un impetuoso temporal de viento, como que tenemos varios días plácidos de sol y temperaturas suaves por el día, si acaso con presencia de nieblas mañaneras. La fama de loco se la tiene bien merecida este mes, de lo que da fe el refranero, donde encontramos numerosas referencias a esas locuras. Como botón de muestra pongo aquí un puñado de refranes alusivos al tema: “Febrero el loco, ningún día se parece a otro”, “Febrerillo el loco, un día peor que otro”, “Febrero, febrerín, el mes más corto y el más ruín”, “Febrero, mes fullero”, “Febrero, un rato malo y otro bueno”, “Febrero, un rato al sol y otro al humero”.
A tenor de los refranes, el mes de febrero da mucho juego, tal y como lo atestiguan las numerosas efemérides meteorológicas que se localizan en esta época del año. Sin ir más lejos, este 2010 está haciendo honor a la fama de loco de febrero, ya que no nos está faltando de nada y como muestra el tiempo que desde hoy mismo tendremos a lo largo del fin de semana, que podemos sintetizar en 3 palabras: frío, viento y nieve. Le invito desde estas líneas a consultar los pronósticos de nuestra página web; evitará sorpresas de cara al fin de semana, pudiendo planificar sus actividades en función del tiempo previsto.
Volviendo a las efemérides del mes de febrero, una de la más destacadas es la acontecida en España en 1956. Aquel mes es hasta la fecha en el que se ha registrado una temperatura media más baja de toda la serie histórica de observaciones. La Península Ibérica sufrió tres invasiones de aire polar, extraordinariamente frío –sobre todo las dos primeras- casi seguidas. Las nevadas fueron muy destacadas en diferentes zonas de nuestro país, pero nada comparable a las ocurridas en febrero de 1888.
Puerto de Pollensa nevado en febrero de 1956. Autor: Rafael Payeras i Genovart
El 14 de febrero de aquel año comenzó la bautizada como “la nevada de los tres ochos”, considerada la mayor nevada ocurrida en las comunidades cantábricas desde que se tienen registros meteorológicos. Tal y como se apunta en la Agenda de El tiempo 2010 de AEMET: “Estuvo nevando de forma continua hasta el día 20, siendo muy notable la tempestad registrada el 19 por la noche. Quedó la región incomunicada completamente, al llegarse a acumular una espesa capa de 3 a 4 metros en algunas localidades. En el Puerto de Pajares, las avalanchas arrastraron a su paso caserías, dejando sepultadas muchas personas y ganados”.
Reinosa (Cantabria) sepultada por la nieve tras la gran nevada de febrero de 1888
En fuerte contraste con estas situaciones invernales, en ocasiones hemos tenido en febrero episodios de calor. Por ejemplo, el 15 de febrero de 2007 se registró una máxima de 25,7 ºC en Girona y al día siguiente fue Jaén la capital española donde se alcanzó una temperatura más alta; concretamente 25, 2 ºC.