La semana que hoy termina nos deja para el recuerdo unas excepcionales tormentas en el Mediterráneo Occidental, que afectaron de lleno a diferentes zonas de nuestro litoral. Los turistas, que ya por estas fechas pasan sus vacaciones de verano por las playas levantinas, se vieron afectados por un tipo de tiempo más propio de los meses otoñales, lo que sin duda les causó incredulidad, al ver llover de forma torrencial al más puro estilo de la periodística “gota fría”. El sol y el calor no volvieron a restablecerse hasta el fin de semana, de forma muy marcada durante la jornada de hoy domingo.
La situación más excepcional, y lo que me ha animado a escribir esta nueva entrada en el blog, aconteció la mañana del pasado miércoles, 8 de julio de 2009, frente a la playa de Terranova de Oliva, cerca de Gandía, en la comarca de La Safor (sur de la provincia de Valencia); una zona que cuenta con un largo historial de “sobresaltos” de tipo meteorológico. De un gran sistema tormentoso, que en ese momento se extendía desde la zona del Golfo de Valencia hasta las Islas Baleares, se descolgaron no menos de 10 trombas marinas –llamadas también mangas– y desfilaron sobre el mar, cerca de la orilla, ante la atónica mirada de la gente de la zona.
A pesar de que las mangas apenas duraron 5 minutos, no faltaron las personas que, videocámara en mano, grabaron tan singular espectáculo natural, colgando poco después los videos en youtube, lo que sirvió de apertura a no pocos informativos y espacios del tiempo de ese mismo día. Lo cierto es que existe un gran debate en la actualidad sobre si este tipo de fenómenos severos son ahora más frecuentes que antes, o es sólo una consecuencia del reporterismo a pie de calle tan de moda de un tiempo a esta parte. Hoy en día, cualquiera lleva a mano una cámara digital integrada en su teléfono móvil, y ante cualquier situación –meteorológica o no- que le sorprenda, queda un documento gráfico que rápidamente circula por Internet y es capaz de llegar a millones de personas en todo el mundo. No es fácil saber si el aparente aumento de los tornados o mangas marinas en un país como España es una consecuencia de la era digital en la que vivimos inmersos o realmente es un claro indicador de la fase cálida que está atravesando el planeta, lo que los científicos relacionan con las emisiones a la atmósfera de gases de efecto invernadero.
[youtube]l6YACC2sVGI[/youtube]
En una crónica del periódico regional “Las provincias” se comentaban algunas cosas más de interés acerca de este singular episodio de mangas marinas. En concreto, citando como fuente al Centro Meteorológico Territorial de la AEMET en Valencia, se decía que este tipo de fenómenos son “bastante frecuentes”.
“La Conselleria de Gobernación decretó hoy -8 de julio- la Preemergencia por fuertes lluvias en el litoral sur de la provincia de Valencia y litoral norte de la provincia de Alicante, ya que se esperaban chubascos que podrían ser localmente fuertes o muy fuertes en dichas zonas, según informaron hoy fuentes de la Generalitat. Como consecuencia de las precipitaciones caídas a lo largo de la madrugada, las estaciones de control de la provincia de Valencia recogieron, a partir de las 2.00 horas, cantidades de lluvia que llegaron a los 33 litros por metro cuadrado de Viveros, en la ciudad de Valencia, mientras que en el litoral sur de la provincia, desde la capital a la comarca de la Safor, las precipitaciones recogidas oscilaron entre los 20 y los 40 litros.
En localidades como Benifaió, Cullera o Sueca se recogieron 43, 23 y 25 litros por metro cuadrado respectivamente. Las precipitaciones, que afectaron únicamente a las comarcas del litoral y desde Sagunto se desplazaron al sur de Valencia, fueron de intensidad fuerte y a media mañana se dirigían al mar, según la misma fuente.”
En la localidad, también valenciana de Tavernes de la Valldigna las cantidades recogidas en apenas 12 horas se acercaron a los 70 mm, lo que da idea del carácter torrencial de la precipitación y la singularidad que supone tener un episodio de estas características a las puertas de la canícula.