Mi buena amiga y compañera de la radio, Nieves Concostrina, experta como pocos en temas mortuorios, me pasó el pasado sábado la pelota en su espacio “El acabose” (sección del programa de RNE “No es un día cualquiera”), invitándome a qué contara a nuestros escuchantes los detalles de un curioso e interesante programa de investigación global relacionado con el clima, que lleva por nombre “Proyecto lápida” (Gravestone Project). Resulta sorprendente a primera vista saber que las lápidas de los cementerios puedan arrojar pistas sobre cómo se comportó el tiempo atmosférico durante épocas pasadas, pero si logramos medir con precisión el deterioro de la piedra, lograremos unos datos que les serán muy útiles a los estudiosos del clima.
El pasado 8 de enero, el portal de noticias de ciencia y tecnología www.amazings.com, se hacía eco del llamado “Proyecto lápida”, apuntando en un articulo titulado “El inesperado testimonio climático de las lápidas”, que dichos elementos de piedra tallada “están contando la historia de los cambios en la química atmosférica y la lluvia. Incluso un equipo de científicos está pidiendo la ayuda de la gente de cualquier parte del mundo para examinar lápidas del cementerio de su localidad o zona.”
Con el paso del tiempo, el mármol del que suelen estar hechas y que contiene calcita, reacciona químicamente con las sustancias ácidas que contienen el aire y las gotas de lluvia, lo que va erosionando la piedra poco a poco. “Los cambios en la química atmosférica modifican asimismo la tasa de erosión del mármol expuesto a la intemperie”, de ahí que si se mide cuánto se ha erosionado una lápida se puede conocer el carácter más o menos ácido de la lluvia que durante años –siglos en el caso de los cementerios más antiguos– aconteció en el lugar.
La noticia apuntaba también que “acumulando las mediciones, hechas por voluntarios, de las lápidas de diferentes edades en diversas partes del mundo, los científicos esperan confeccionar un mapa mundial de las tasas de desgaste de las mismas, y deducir cómo ha estado cambiando la atmósfera”, lo cuál resulta sumamente interesante.
Para poder colaborar en este proyecto mundial, existe una página web, donde se explican los pasos a seguir y los objetivos que se persiguen. Su dirección es: http://www.goearthtrek.com/Gravestones/Gravestones.html
El proyecto, gestionado por la Sociedad Geológica de Estados Unidos, se engloba dentro de un programa llamado EarthTrek y supone una buena oportunidad para formar parte activa de una investigación sobre una cuestión de sumo interés y actualidad como es el cambio climático, a través de una mejor caracterización del clima del pasado.
Para obtener los datos que requieren los responsables del proyecto, se facilita a los voluntarios un micrómetro (instrumento capaz de medir con precisión longitudes pequeñas –del orden e inferiores al milímetro), siendo también necesario contar con un GPS para fijar las coordenadas exactas de las lápidas que se sometan a examen. El tipo de mediciones a realizar pueden ser de dos tipos, ambas en las lápidas fijadas al suelo que tienen incrustadas letras con los datos del fallecido y el epitafio. Cuando el marmolista confeccionó en su día la lápida, labró las letras directamente en el mármol y en muchos casos encajó en los huecos unos caracteres realizados en plomo. Hecha esta operación, pulió la lápida, quedando toda su superficie al mismo nivel. Al ir atacando, con el paso del tiempo, el medio ácido contenido en el agua de lluvia y en el aire la piedra de mármol, las letras de plomo van sobresaliendo del bloque de piedra (ver figura), y lo harán más o menos en función de la acidez atmosférica del lugar.
Otra medida interesante es la diferencia de grosor de la lápida entre su parte superior (más sometida a la acción erosiva de la lluvia) y su inferior, lo que permite conocer la tasa de desgaste.
En los estudios del clima, cada vez son más las disciplinas involucradas (Física, Química, Biología, Geología, Astronomía…) y más diversas las fuentes de datos utilizados: testigos de hielo, pólenes fosilizados, sedimentos de lagos, cuadernos de bitácora… y ahora también las lápidas de los antiguos cementerios.