Este pasado fin de semana viajé con la familia al pequeño pueblo valenciano de Aras de los Olmos, en el interior de la provincia de Valencia, lindando con la de Teruel. El motivo de mi visita fue la observación astronómica, ya que en ese municipio se eleva una muela, en cuya parte alta tiene instalado un pequeño observatorio la Universidad de Valencia.
Allí me encontré con mis buenos amigos, y excelentes divulgadores científicos, Fernando Ballesteros –astrónomo de la citada Universidad– y Bartolo Luque, con quienes compartí unas animadas charlas sobre lo divino y lo humano, con el cielo como telón de fondo. No tuvimos la noche estrellada que uno siempre ansía cuando planifica una observación astronómica, aunque las nubes no llegaron a cubrir el cielo en su totalidad. La Meteorología, eso sí, cobró protagonismo frente a la Astronomía. No son pocas las veces en que mis amigos los astrónomos maldicen a mis queridas nubes, cuya presencia en el cielo es a veces tan difícil de predecir.
La situación meteorológica no invitaba precisamente al optimismo, ya que se preveía actividad tormentosa en toda la mitad oriental de la Península, tal y como finalmente aconteció. En la zona del Observatorio no llegaron a descargarnos tormentas, pero al caer la noche era todo un espectáculo visual ver los fogonazos de luz procedentes de tormentas vecinas, situadas a escasos 40 ó 50 kilómetros de nosotros, en las estribaciones del Sistema Ibérico y alrededores. Al encontrarnos en la zona periférica de las citadas tormentas, llegaban hasta nuestra posición no pocas nubes de tipo alto y algunas medias, intercaladas por algún que otro claro en el cielo. Estas condiciones nos permitieron enfocar con éxito a la Luna, Saturno y alguna estrella, impidiendo la observación de objetos de cielo profundo.
Hoy en día tenemos a nuestra disposición salidas gráficas de modelos de predicción con la nubosidad prevista; tanto su distribución espacial como su tipología (nubes altas, medias y bajas). Este tipo de herramientas proporciona a los astrónomos –profesionales y aficionados– una información útil que en todo momento debe de contrastarse con el seguimiento de la evolución atmosférica a través de las imágenes del Meteosat. Desde este blog estaremos pendientes de las nubes y de su posible incidencia en la observación del cielo nocturno, principalmente de cara al fin de semana, que es cuando un mayor número de personas plantan sus telescopios.