El pasado fin de semana viajé a Soria con los compañeros de la radio, ya que hicimos el programa (“No es un día cualquiera”-RNE) desde el Centro Cultural Gaya Nuño de Caja Duero, en pleno centro de la capital soriana. Cualquier foráneo que tenga programado viajar a Soria a mediados de noviembre toma la precaución de llevarse abundante ropa de abrigo en su maleta, ya que uno espera encontrarse bastante frío por aquellos lares. Sin embargo, este año, hasta el momento, el frío apenas se ha hecho notar, salvo algún episodio puntual. Disfrutamos por allí por Soria de unas temperaturas más propias del mes de septiembre o abril, con algo de viento aunque sin llegar a ser molesto ni peligroso.
A principios de la semana pasada, con el recuerdo fresco del temporal de frío y viento que tuvimos en muchos lugares de nuestro país, mis compañeros de viaje se esperaban encontrar Soria con un aspecto similar al que muestra la siguiente fotografía:
Sin embargo, anuncié a la troupe (encabezada por Pepa) un tiempo muy distinto al que cabría esperar. La Soria que nos encontramos se parecía más a la siguiente imagen de la ciudad, si bien se mantuvo nublado durante la mayor parte del fin de semana, siendo sólo ayer a partir del mediodía cuando lució el sol en la ciudad.
Si el año pasado Soria vio la nieve en un par de ocasiones antes del día de Todos los Santos (1 de noviembre), en este 2009 los sorianos no han pasado todavía frío del de verdad, de ese que caracteriza el riguroso clima del que hacen gala y justifica la ropa de abrigo que visten por las calles los habitantes de la ciudad. La suavidad de las temperaturas parece estar garantizada para lo que resta de semana, ya que no se prevén entradas de aire de origen polar (de procedencia Norte), que provoquen una bajada acusada de las temperaturas. Ayer domingo la máxima en Soria fue 16,4 ºC, mientras que la mínima de hoy lunes se quedó en 8,7 ºC. Pasear por las calles de Soria la noche del pasado sábado era la mar de agradable, no siendo necesario ir excesivamente abrigado para combatir el frío.