El pan nuestro de cada otoño

Un año más, las lluvias otoñales han vuelto a hacer de las suyas por el Mediterráneo. Es lo que toca a estas alturas del año, aunque su carácter extraordinario nunca deja ni dejará de sorprendernos. Bien es cierto que cada episodio presenta sus propias particularidades, con una duración, reparto espacial y temporal de las lluvias y cantidades recogidas distintas en cada caso.

En éste que nos ha tocado vivir, las mayores intensidades de precipitación han acontecido en la comarca murciana del Campo de Cartagena, con inundaciones en distintos lugares, incluida la ciudad de Cartagena (ver fotografía), donde en apenas 12 horas descargaron el pasado lunes 153,7 mm.

inundacion-en-cartagena-28-9-2009
En la Comunidad Valenciana, en cerca de una treintena de poblaciones se han recogido en poco más de dos días más de 200 mm, siendo las comarcas del sur de Valencia, norte de Alicante y franja central de Castellón donde se acumularon las mayores cantidades. Entre los datos más sobresalientes destaco los 308 mm de Burriana, 270,6 de Carcaixent, 268,4 de Castellón o los 243,8 de Xàtiva.

En el blog de mi buen amigo Antonio Rivera encontrará un resumen más completo de observaciones, por si tiene curiosidad:

http://www.lasprovinciastv.com/resumen-gota-fria/

Mi último comentario es una pequeña reflexión personal en torno a la expresión “gota fría” que leemos en los medios de comunicación cuando acontecen lluvias de este calibre por el Mediterráneo durante la época otoñal. Lo cierto es que aunque en episodios como éste su uso esté justificado (dado lo fuertemente arraigado que está la expresión entre los valencianos y otras gentes del arco mediterráneo), hay un abuso del término en las crónicas periodísticas que debería irse erradicando. La expresión tiene su origen en la presencia de un embolsamiento o “gota” de aire frío en niveles medios y altos de la atmósfera, lo que en el lenguaje meteorológico actual se identifica con una DANA (siglas que toman el significado de Depresión Aislada en Niveles Altos). La presencia de una DANA no es condición necesaria ni suficiente para que llueva torrencialmente en la fachada mediterránea, ya que puede hacerlo también bajo otro tipo de situaciones meteorológicas. A lo largo del año son muchas las DANAS que rondan la Península Ibérica y Baleares (también Canarias) y que no dan lugar a estos impresionantes aguaceros.

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