La tarde del domingo 24 de mayo de 2009 quedará grabada para siempre en la memoria de los riojanos que “tuvieron la (mala) suerte” de presenciar uno de los habituales alardes de fuerza a las que nos tienen acostumbrados los fenómenos atmosféricos. Numerosos municipios de La Rioja se tiñeron de blanco, pero no de nieve, sino de granizos, que en algunos puntos alcanzaron un extraordinario tamaño y cayeron con inusitada violencia y en gran cantidad.
Las informaciones publicadas hoy lunes por el diario La Rioja y otros medios hablan de caos, de numerosos daños materiales y de más de 5.000 hectáreas de superficie de cultivo dañadas, según las primeras estimaciones. El pedrisco inundó bajos, cortó carreteras y causó numerosos daños materiales en Arnedo, Pradejón y la comarca del Alhama-Linares. En numerosas localidades de La Rioja Baja el panorama era desolador: calles bloqueadas, cristales rotos, bajos inundados y vías de comunicación cortadas.
Los arnedanos –según informa Ernesto Pascual– se sobrecogieron ante una tormenta como nadie recuerda. La ciudad del calzado quedó cubierta de blanco, acumulando hasta medio metro de piedra en algunos puntos, bloqueando calles y viviendas, atrapando vehículos y dañando su carrocería y cristales, inundando bajos y naves industriales, reventando sus puertas…
Sobre las cuatro de la tarde, el cielo se oscureció y arrojó una enorme cantidad de granizo de dimensiones muy poco habituales. «Nadie recuerda algo similar», comentaba un vecino que inmortalizaba el momento con su cámara. «No he visto nada parecido en toda mi vida y dudo de que vuelva a ver algo similar. Es algo indescriptible», describía el jefe de Protección Civil en Arnedo y concejal del Ayuntamiento, José Antonio Abad. La granizada fue de tales dimensiones que nadie se atrevía a valorar las consecuencias. Los ancianos no recordaban nada igual. Las bolas alcanzaban un diámetro que en muchos casos superaba los tres centímetros.
Algunos agricultores hablaban ayer de catástrofe. «El granizo ha arrasado todos los cultivos» lamentaban. A estas alturas del año, las plantas están en plena fase de crecimiento, los brotes saliendo o a punto de hacerlo y la tormenta ha llegado en una de las épocas que los cultivos se encuentran más desprotegidos». «Las viñas han quedado destrozadas pero no solo para esta temporada sino también para el próximo año» añadía un agricultor en Cabretón. También afectó olivos, los almendros, los cereales, las coliflores, patatas y todas las hortalizas de autoconsumo que se plantaron hace quince días.
Pradejón fue una de las localidades más afectadas. A las cinco menos cuarto de la tarde comenzó a oscurecerse el cielo y una espectacular granizada descargaba en el municipio. En menos de diez minutos, la cantidad de piedra acumulada era tal que prácticamente no se podía circular por las calles de la localidad. Coches con las lunas reventadas, cables de la luz y farolas por el suelo, la guardería –recién estrenada– inundada y llena de pedrisco. «La gente ha visto desde sus casas cómo sus coches terminaban destrozados», explicaba Óscar León, alcalde del municipio, mientras intentaba solucionar los problemas que estaban en su mano.
FUENTE: www.larioja.com/