Ha tenido que transcurrir casi un tercio del presente invierno para ver las típicas estampas de nieve en algunos lugares de nuestro país. El episodio que hemos tenido días atrás no ha supuesto un cambio de tendencia meteorológica, ya que vuelven a dominar las altas presiones sobre la mayor parte de España, en lo que viene siendo la tónica de los últimos meses.
El seco y templado otoño dio paso a un invierno que comenzó por los mismos derroteros, sin apenas nevadas en nuestras montañas, lo que mantiene en vilo a los responsables de las estaciones de esquí, ya que su negocio depende sobre manera del blanco elemento. Contemplar, por ejemplo, desde Madrid capital, la Sierra de Guarrama sin apenas nieve a estas alturas del año, causa bastante extrañeza y cierta preocupación, que irá aumentando si sigue sin llover ni nevar, pues están en juego nuestras reservas hídricas.
Las nevadas de estos días no han llegado a ser muy generalizadas, ya que ha faltado algo de frío para que la borrasca que circuló por el sur de la Península dejara nieve en grandes cantidades. A pesar de ello, ha habido zonas donde ha nevado con cierta generosidad. Lo hizo en la cara norte del Sistema Central, alcanzando la nieve a una amplia franja de las provincias de Ávila y Segovia, incluidas sus capitales. En la siguiente fotografía (© Antonio Tanarro) vemos el aspecto que tenía una calle del centro de Segovia el pasado lunes, 16 de enero.
Pero los mayores espesores se recogieron en Sierra Nevada y por algunas zonas altas del interior de Murcia y Alicante, ya que fue por el extremo Sur de la Península y también por el Este, donde tuvieron lugar las mayores precipitaciones. En cotas bajas llovió con abundancia, lo que algo más arriba fue en forma de nieve. La situación sinóptica era, a priori, propicia para dejar importantes nevadas por el cuadrante SE de la Península. Se produjeron únicamente en cotas superiores a los 800-900 m, ya que la temperatura previa a la llegada de la borrasca no era demasiado baja. De haberlo sido, este episodio de nevadas hubiera sido mucho más destacado. En la siguiente figura vemos el espesor que alcanzaba la nieve –aprox. medio metro– en la parte baja de la estación de Sierra Nevada (© Antonio Serrano).
La borrasca que nos visitó no ha supuesto un cambio de patrón atmosférico (al menos a corto y medio plazo), ya que el bloqueo anticiclónico sigue marcando la pauta, impidiendo, de momento, que lleguen nuevas borrascas a la Península Ibérica. Por lo tanto, seguiremos hablando de nieblas, heladas y tiempo en general estable. Es lo que de momento toca.