Por ahora, la actual temporada de huracanes está siendo bastante discreta, lo que obedece, seguramente, al cambio de patrón climático en el Pacífico Tropical. La aparición de El Niño (algo que está ocurriendo en la actualidad) coincide casi siempre en el tiempo con una disminución de la actividad ciclónica en la franja tropical de océano situada a ambos lados del continente americano.
Las estadísticas señalan el mes de septiembre como el de mayor número de ciclones tropicales en aguas del Atlántico y el Pacífico Oriental, y lo cierto es que tenemos frente a las costas de México al peligroso huracán Jimena, de categoría 4, con vientos sostenidos de 240 km/h alrededor de su parte central, dirigiéndose hacia la Península de la Baja California, donde ya se están preparando para recibirle (y no precisamente con los brazos abiertos).
Cada huracán presenta sus propias particularidades, si bien todos ellos muestran algunos rasgos morfológicos comunes, como su forma espiral (vistos desde satélite) y su pequeño ojo en la parte central. Esta pequeña zona libre de nubes o parcialmente cubierta de ellas obedece a la presencia de corrientes de aire descendentes en el centro del huracán. Dicha subsidencia da lugar a una disipación de la nubosidad, ya que el aire al descender en la atmósfera se calienta por compresión, lo que provoca la evaporación de las gotitas de nube que se encuentra en su camino.
Jimena nos ha sorprendido con algo poco habitual, y es que durante la jornada de ayer domingo, mostró un par de ojos, tal y como puede apreciarse con nitidez en esta imagen infrarroja en falsos colores, tomada por el satélite norteamericano GOES-11:
En realidad se trata de un error a la hora de procesar la imagen, dando como resultado la duplicidad del ojo. Se trata de una imagen estática tomada de la secuencia de imágenes del citado satélite, y el ligero solapamiento entre dos de ellas provocó esta singularidad. Se trata del mismo ojo, pero por duplicado.