Una caja de sorpresas

Así podemos calificar al tiempo atmosférico que nos deparará 2010; año que estamos a punto de estrenar. A pesar de los intentos por tratar de predecir el comportamiento atmosférico a largo plazo, nunca seremos capaces de conocer de antemano si un día concreto dentro de 3 meses será frío y lluvioso o cálido y seco. Lo más que vamos logrando es conseguir establecer unas tendencias estacionales, bastante especulativas aún, que no conseguimos que funcionen bien en el ámbito europeo.

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De lo que sí que podemos estar seguros es de que en 2010 no faltarán las sorpresas meteorológicas. El tiempo a menudo será noticia, pues esa es su principal seña de identidad: su carácter cambiante, su variabilidad intrínseca, sus extremos, sin término medio… en definitiva su impredecibilidad más allá de unos cuantos días. Dicha circunstancia es buena para una bitácora como ésta, ya que los comentarios jugosos sobre la actualidad meteorológica no faltarán a su cita, y a buen seguro que llegarán con unas buenas dosis de espectacularidad en forma de fotografías.

Si las precipitaciones escasean, la sequía pasará al primer plano de la actualidad y empezaremos todos a preocuparnos por la escasez del líquido elemento; una situación que cada cierto tiempo se repite y que cuando aprieta de verdad sirve para concienciarnos del ahorro de agua. Si por el contrario, sigue lloviendo en amplias zonas de España de forma tan generosa como estos últimos días, surgirán también problemas pero debidos al exceso de agua. El día a día demuestra qua cada vez somos más vulnerables. De cualquier forma, no todo será malo.

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Nos queda el disfrute del espectáculo del cielo y el devenir atmosférico. Desde estas líneas le invito a que se deje seducir por los constantes cambios de humor de nuestra atmósfera: las bruscas entradas de frío invernales, las espectaculares tormentas veraniegas, ver nevar y pisar en un parque la nieve recién caída, recibir una cariñosa “bofetada” de viento al doblar una esquina, observar las hojas del otoño arremolinarse en el suelo, mirar de cerca las gotitas de rocío sobre los pétalos de una flor, como si de perlas efímeras se tratase, sentir la placentera brisa sobre la cara, oler el campo recién regado por la lluvia… son muchos los alicientes que para los aficionados a la Meteorología tiene el Año Nuevo. Ninguna de esas cosas, ni otras muchas que se quedaron en el tintero, faltarán a su cita anual. Aquí seguiré, al otro lado de la pantalla para contarlo y para compartir con todos vosotros ese disfrute por la belleza de lo efímero.

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