Si en mi anterior entrada en la bitácora escribí sobre el impacto en el clima de las grandes erupciones volcánicas, que a lo largo de la historia han provocado enfriamientos significativos a escala planetaria; en algunos casos –como ocurrió con la erupción del Tambora, en 1815– muy destacados, le propongo dar un salto del frío al calor, concretamente a un escenario climático opuesto al que puede dar lugar la erupción explosiva de un volcán.
Recientemente, se ha publicado un informe de síntesis que resume el conocimiento en materia de clima adquirido durante los últimos años en España por los mayores especialistas que tenemos en la materia. Gracias a las facilidades que proporciona Internet, la comunidad de investigadores españoles que desde distintas universidades y centros de investigación estudian la variabilidad del clima a nivel regional y global a distintas escalas temporales formaron una red temática que forma parte a su vez del programa internacional CLIVAR (acrónimo de CLImate VARiability and predictability).
Los titulares con los que los distintos periódicos encabezaron la noticia que informaba de la reciente publicación del informe, no invitaban precisamente al optimismo, adoptando el habitual tono catastrofista que suele acompañar a las noticias que hacen referencia al cambio climático. “El calentamiento traerá seis grados más en verano” titulaba El País (13-4-2010), mientras en la edición digital de El Mundo del día 12 se podía leer que “España se calienta el triple que la media del planeta”.
En las crónicas que acompañaban sendos titulares se matizaban esas frases tan contundentes como imprecisas, con frases del tipo: “Aunque se mantienen muchas incertidumbres en función de los modelos de predicción del clima utilizados…” ó “Pese a que es difícil establecer una media”. También se intercalaban las declaraciones de algunos de los científicos que han participado con sus aportaciones en el informe, como Ileana Bladé, de la Universidad de Barcelona, quien preguntada sobre la tendencia futura de la precipitación, reconocía que: “Es imposible saber si asistimos a una tendencia pronunciada de descenso de la precipitación o si es la variabilidad natural. Carecemos de suficientes datos históricos”.
Una vez más, la mesura y prudencia de los científicos contrasta con la predisposición de la prensa para contarlo “a su manera”, a menudo de forma exagerada y sesgada. En el informe CLIVAR-ESPAÑA hay datos y conclusiones que invitan a la reflexión y se pronostican escenarios climáticos más cálidos que el actual, en los que tendríamos dificultades de adaptación. Para juzgar un informe de esta naturaleza, le sugiero que no se deje sugestionar por la prensa y vaya directamente a la fuente, que en este caso es la página web de la red temática CLIVAR ESPAÑA, desde la que puede descargarse un pdf con el informe completo, así como distintas presentaciones con partes del mismo: